un día dormía normal sin saber
que esto podía pasar
otro soñé que la vida era vivir durmiendo
al compás de la normalidad
pero llegó un día en en el que el tiempo
me sonrió con mala miel
en sus labios diciéndome que nunca más
ibá a poder como antaño, descansar,
fue el día en el que el maestro de los sueños
quiso saber lo que sería de mí
tras verme mil veces en su noche
despertar.
Fue el día de romper la normalidad de la que hablaba sin conocer que había otras existencias
que no había podido imaginar antes jamás
y ese tiempo en su cueva y su jaula
de los relojes me mira hoy mil veces abrir los ojos en mi dormitar,
seguro que piensa que quizá se pasó conmigo
pero los dos sabemos que ya no hay vuelta
atrás
Solo nos quedan pastillas químicas en mi
sucia mesilla de noche, sucia, siempre por limpiar
en mi hogar, siempre observado por él,
a ver si en el crujir de mis dedos que hoy
destilan convulsiones que vienen
queda esa miel que un día me dio a probar