Dormir

un día dormía normal sin saber

que esto podía pasar

otro soñé que la vida era vivir durmiendo

al compás de la normalidad

pero llegó un día en en el que el tiempo

me sonrió con mala miel

en sus labios diciéndome que nunca más

ibá a poder como antaño, descansar,

fue el día en el que el maestro de los sueños

quiso saber lo que sería de mí

tras verme mil veces en su noche

despertar.

Fue el día de romper la normalidad de la que hablaba sin conocer que había otras existencias

que no había podido imaginar antes jamás

y ese tiempo en su cueva y su jaula

de los relojes me mira hoy mil veces abrir los ojos en mi dormitar,

seguro que piensa que quizá se pasó conmigo

pero los dos sabemos que ya no hay vuelta

atrás

Solo nos quedan pastillas químicas en mi

sucia mesilla de noche, sucia, siempre por limpiar

en mi hogar, siempre observado por él,

a ver si en el crujir de mis dedos que hoy

destilan convulsiones que vienen

queda esa miel que un día me dio a probar

Anís

El lobo hombre se quedó en París

se llamaba Denís

y mi reloj sonaba

cuando yo en vez de una sucia

bocanada de aire viejo con

precioso sabor de anís

miraba a mis pastillas de aliento

sin saber qué sería de mí