Tengo sueño
pero del sueño, se me quedó sólo la letra s
porque la realidad se me comió lo que pretendía.
De lo que quería, hace en mi corazón
ya un milenio y
se esfumó con ella
en aquel doloroso ascensor lleno de bolsas
de mi casa
con sus cosas.
Lo miraba y no me lo creía.
subió y las cogió.
Se iba.
Con sus ojos de adiós secos me miraba
Me decía dónde se dirigía,
y mis ojos muertos se quedaban
en aquel día lleno de frío,
por tener una super luna, no me olvidaré,
blanca, bella, esquiva, inmensa, gigantesca, y
sobre todo,
violenta y de mirada luminosa y en mí clavada.
Una luna que de ella me separaba.
Una luna redonda con curvas como la letra S, que es una O
como nuestro satélite,
pero doblada
como los sueños
que tenemos y que se rompen en una vida marcada
por defectos
errores, momentos y un aire que se convierte en bruma
por tu puta culpa pudiendo controlar el destino
de los elementos
siendo a veces el amo de tu propio destino
y jodiéndolo por ser
algo que no sabías ser.
Somos personas con sueños cuyo destino va perdiendo letras, pero no sé qué es más fuerte:
si perderlas o doblarlas.