Cinco son las vocales de nuestro alfabeto castellano y hay pocas palabras en donde aparecen todas juntas danzando en un corro de la patata imaginario en donde pueden jugar todas a la vez.
Tenemos «murciélago», un animal que vive por la noche, como yo, que caza insectos como cuando era pequeño y los veía en aquellos microscopios qumicéficos que traían aquellos reyes magos de inusitado afán científico. El murciélago es perceptivo, no ve un carajo, pero se orienta, trata de hacerlo, lucha por hacerlo cada día. Hay que luchar si no sabemos mirar, como hace él.